El tema tiene muchas implicaciones, sobre todo por el constante rechazo que manifiesta el publico ante la música «culta, seria o académica» moderna contemporánea.
Si nos vamos al pasado incluyendo el siglo XIX con el post romanticismo, podemos constatar que por ejemplo al inicio del periodo clásico, los propios hijos de <Bach> destacados músicos, no componían a la usanza del barroco, del cual su padre es el máximo exponente, al contrario era la música de su tiempo la que les interesaba, igualmente al publico del rococó; Hadyn, Mozart y el primer Beethoven coparon la escena y con este último ese período romántico tan rico en expresiones y genios de la música, el público estaba interesado por las obras nuevas del genio de Bonn y Schubert que modestamente y en muy bajo perfil rivalizaba con Beethoven ante la historia y la posteridad, por supuesto que existían otros compositores e intérpretes famosos, entre los más destacados podemos citar a Hummel y Moscheles que eran epígonos de Mozart y Haydn y por supuesto su música no trascendió al no ser una genuina manifestación de sus ingenios creadores y en consecuencia de su tiempo; lo interesante es que la música moderna de la época era esperada y entendida por un público tal vez más culto en materias artísticas y sobre todo mejor adiestrado en materias musicales que el actual, el mismo fenómeno se presentó posteriormente con Schumann Chopin, Liszt, Brahms, Wagner, Tchaikovski…. Hacían y ofrecían su música novedosa con la aceptación y entusiasmo delirante de sus contemporáneos, es importante acotar que la música popular europea de entonces, no era muy rica ni estimada… y salvo tal vez la música popular y folklórica de los Balcanes que luego explotaron con tanto éxito los compositores húngaros toda la música popular y urbana de la Europa occidental era considerada de muy baja categoría artística, aún cuando Strauss fuera la excepción a la regla y la música cíngara inspirara a compositores como Liszt y Brahms con sus famosas rapsodias; el fenómeno era totalmente opuesto al actual.
Hay que decir que la música como arte es la que mas exige cognitivamente no solo a los que la ejercen como profesión y oficio si no también al público que la escucha… y entendemos que al evolucionar a extremos tan radicales en un lapso de 70 años (1900 1970) con la atonalidad libre, el dodecafonismo, el serialísmo, la polimetría, la politonalidad y polimodalidad, la vanguardia extrema, el minimalismo, el neo clasicismo, hasta la postmodernidad, el publico del siglo XX mas obsesionado e influido por la tecnología y la ciencia, menos humanístico y por ende mas inculto artística mente se volcará hacia el cine, el deporte y la música popular de masas como el Jazz, el Rock, el pop, la salsa; grandes negocios todos del espectáculo, cuyo objetivo final es el mercado … comparando con el pasado sobre todo en el siglo XIX, el compositor de genio era el mayor status del arte musical y el interprete nunca pudo igualarlo en importancia, en los siglos XX y XXI funciona todo al revés, el compositor de música Contemporánea académica es una figura cada vez mas devaluada, menos estimada por el publico de su tiempo, con menos status frente al virtuoso, al deportista, a la estrella de cine, de rock, de Jazz, de salsa, o de música popular nativa (sur americana)…. el público se ha volcado masivamente hacia la música popular, porque le es más fácil entenderla, asimilarla, le exige menos capacidad intelectual en suma y porque responde exclusivamente a los procesos armónicos y melódicos de la Tonalidad; lo que se refleja también en su predilección por el pasado académico de la música al idolatrar como estrellas del espectáculo a los grandes virtuosos; instrumentistas, cantantes y Directores que difunden como expertos y especialistas, las grandes Obras de los Genios de la música desde el Renacimiento hasta el Romanticismo incluyendo el Impresionismo de Debussy y Ravel y el diatonismo vitalmente rítmico de Stravinski.
Podemos pensar que el desarrollo de la música se aventuro a tales extremos que seria necesario un desarrollo paralelo de nuestra capacidad intelectual inmediata para captar procesos tan elaborados como los de la música serial de un Pierre Boulez por ejemplo, sin embargo creo que es mas una cuestión de prejuicios y predisposición a escuchar con total receptividad una realidad sonora que no responde a nuestros parámetros sonoros cotidianos y accesibles de la Tonalidad que nos circunda permanentemente.
Bien lo dice Barenboim, quien comenzando a dirigir la Orquesta de la Opera de París casi pierde el puesto al empeñarse en estrenar las «Notations» de Boulez, que la música moderna contemporánea debe escucharse una y otra vez para familiarizarse con su proceso creativo estructural y sonoro y sobre todo tocarse y oírse dejándonos permear, sin juicios de valor a priori, por este fascinante e insospechado universo.
Francisco Zapata Bello
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